El fideicomiso ha traído al mundo de los negocios variados beneficios. Entre ellos el ser una herramienta que, utilizada a tiempo, pueda prevenir el avance de crisis empresariales antes de que sea irreversible.
En cualquier tipo de coyuntura una empresa puede entrar en crisis por diversos factores. Esas crisis pueden tener relación, directa o indirecta, con alguna de las siguientes áreas: económico – financiera, management, ventas, producción, políticas públicas, etc.
Esta crisis empresaria puede verse traducida en complicaciones para hacer frente a las obligaciones, lo cual puede concretarse en simple retrasos en su cumplimiento llegando a incumplimientos que generen que los acreedores opten por la vía de ejecución, ya sea en su variante individual o colectiva (quiebra).
En el caso más grave, quiebra, tenemos dos consecuencias no queridas por el espíritu del sistema jurídico: desaparición de la empresa y posibilidad de que los acreedores no lleguen a cobrar la totalidad de sus acreencias.
Recordemos que uno de los principios que guía a nuestro sistema jurídico es el de conservación de la empresa, lo cual tiene especial interés desde lo privado (mantenimiento de los puestos de trabajo) como desde lo público (la empresa sujeto impositivo).
¿Cómo lograr que una crisis no derive en la desaparición de una empresa y en la pérdida por parte de los acreedores al no poder recuperar el total de lo que se les debe?
El primer paso es preverla, saber identificar las causas y luego se podrá recurrir a alguna de las variadas herramientas que el ordenamiento nos da. El fideicomiso es una de ellas ya que permite plasmar en un instrumento seguro, confiable y flexible un acuerdo entre las partes involucradas permitiendo seguir con el giro de sus negocios.
En ese fideicomiso, luego de las negociaciones, acuerdos y redacción de un plan de negocios serio y profesional (todo ello en forma previa), intervendrán como fiduciantes la empresa que entro en crisis y los acreedores de la misma, todos en la proporción que surja del acuerdo previo.
Si a los fines de revertir la situación de crisis a través del fideicomiso se hace necesario recurrir a la incorporación de capital, ingresaran inversores externos como fiduciantes. Como fiduciario puede intervenir un profesional especialista en el rubro o una sociedad, en muchas casos esta función la cumple una consultora. Otra variante es que este rol lo desempeñe una sociedad de las autorizadas por la Comisión Nacional de Valores.
Lo anterior es sólo una variante de tantas que se pueden llevar a la práctica, dado que cada caso tendrá sus características propias y cada fideicomiso será distinto, habida cuenta de que su flexibilidad permite adecuarlo a cada caso puntual.
Para mayor información o asesoramiento sobre el tema Haga click aquí para enviar email